Martes 23 de Octubre de 2018
Primera Lectura Efesios 2:12-22
Salmo 85:9-14
Evangelio según San Lucas 12:35-38
«Estén ceñidos vuestros lomos y las lámparas encendidas,y sed como hombres que esperan a que su señor vuelva de la boda, para que, en cuanto llegue y llame, al instante le abran. Dichosos los siervos, que el señor al venir encuentre despiertos: yo os aseguro que se ceñirá, los hará ponerse a la mesa y, yendo de uno a otro, les servirá. Que venga en la segunda vigilia o en la tercera, si los encuentra así, ¡dichosos de ellos! Palabra de Dios, Gloria a ti Señor Jesús.
Reflexión de un laico.
El evangelio me recuerda a la paciencia, la espera y caminar lo contrario seria la impaciencia, la desesperación y la prisa. Aquel que espera en Cristo tiene claro por donde ha caminado y sabe hacia donde ir. Pero lo hace bajo la calma, no empuja ni corre porque necesita que su lampara se mantenga encendida, recurre a la Palabra, la Oración cuando esta lampara esta por apagarse así puede seguir manteniéndose alerta.
La desesperación, prisa e impaciencia nunca han sido buenos amigos, no recuerdo alguien que haya tomado una desicion sabia basado en la desesperación. O alguien haya llegado seguro a algún lugar teniendo prisa, o en la impaciencia alguien haya salido ileso.
Desaciertos tendremos muchos, pero prefiero tener un desacierto sabiendo que hay un Dios que nos da luz que haber tenido un desacierto en la oscuridad y seguir viviendo en lo oscuro.
Mantenernos con nuestra lampara encendida para no caer en la oscuridad.