
Hay cosas que vamos renunciando en nuestras vidas, sea por razones porque no hastiamos, o porque alguna otra razón ya no podemos soportar. Por ejemplo, en la vejez renunciamos a algunos alimentos que antes nos daba gusto, somos humanos y es parte de nuestra naturaleza. Pero así como vamos renunciamos, damos un paso mas en nuestra madurez, sabemos que podemos prescindir de algunas cosas, para algunos el equipaje se vuelve mas ligero, para otros sigue siendo el mismo y otros sigue siendo mas pesada; hasta aquí he sido muy claro con mi idea. Y asi puedo saltar a lo que no podemos dejar atrás y es que no podemos dejar de seguir la promesa de Cristo: la vida eterna.
Esto compromete a dar un propósito a cada desicion que vayamos tomando, cada acción personal que iremos tomando es un acto que da un resultado como por ejemplo aumentar o disminuir nuestra Fe. Lo veo desde ambos parámetros, ya que esto es algo estrictamente personal, no existen dos perspectivas de Fe iguales ya que cada experiencia que asume la persona hay una historia detrás donde le ha ido enseñando cada persona que postura tomar frente a cada situación.
Aunque esto mencionado en el párrafo anterior, no nos exenta que dejemos de hacer nuestra labor en la tierra, de ser responsables y actuar en la plena libertad que Dios nos ha dado. Tampoco se puede dejar atrás las perseverancia, que es fundamental para seguir a Jesucristo y la tarea que estemos encomendados a hacer.