Es una ley que se sigue extiendo hoy.

Evangelio según San Mateo 7, 6.12-14.
Es una cosa tan básica que aun trasciende hoy para la convivencia, aplica en todas las reglas. Por ejemplo no nos gusta que nos agredan físicamente, o que nos insulten pero en otra manera insultamos o llamamos de forma ofensiva, esto luego da por resultado una espiral de violencia entre el prójimo que luego no puede romperse.
Jesús conoce al hombre y sus limitaciones, en nuestro obrar podemos transgredir a los demás. Es muy fácil dejarnos llevar por el impulso respondiendo a nuestros hermanos pero las consecuencias son largas, hoy pienso en este Evangelio como unas de las tantas reglas de Oro que nos deja Jesus para la convivencia, la misericordia y parte de nuestra Evangelización. No estamos llamados a ser “buenin” sino a ser justos.